
Cuantos más usuarios de PrEP, menos casos de VIH
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A principios de la década pasada, cuando el mundo empezó a conocer más sobre la Profilaxis Preexposición al VIH (PrEP), por primera vez desde el inicio de esta epidemia fue posible cultivar la esperanza de que lograríamos controlar los nuevos casos de esta infección.
En aquel momento, se trataba de una esperanza teórica, forjada en el modelado matemático.
Señalaron que, al unir fuerzas con otros métodos de prevención existentes, como el uso del condón, las pruebas regulares del VIH y el tratamiento antirretroviral para las personas diagnosticadas, la PrEP podría cambiar la trayectoria de la epidemia y, por primera vez, hacer que el número de casos nuevos deje de aumentar y comience a disminuir.
Este éxito, sin embargo, dependería principalmente de tres factores para convertirse en realidad: el número de usuarios de PrEP en una región, su adherencia a las pastillas de profilaxis y la persistencia de estas personas en seguir la PrEP.
El primero de estos factores ha sido uno de los mayores desafíos de este camino hasta la fecha. Con el objetivo de impulsar la expansión de la PrEP, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) propuso una meta de 3 millones de usuarios de la PrEP a nivel mundial para 2020, pero no la logramos.
A pesar de todos nuestros esfuerzos, llegamos al final de ese año con menos de un millón de usuarios de PrEP en el planeta.
La cifra de 3 millones se alcanzó más tarde, en el tercer trimestre de 2022, lo cual fue posible gracias al aumento masivo de la disponibilidad de PrEP en África subsahariana, epicentro de la epidemia mundial de VIH/SIDA. Este aumento en la región, que comenzó en 2020, es una tendencia que continúa hasta la fecha, lo que nos ha permitido cerrar 2023 con más de 6 millones de usuarios de PrEP en todo el mundo, más de la mitad de los cuales se encuentran en África.
El nuevo objetivo de ONUSIDA es tener 10 millones de usuarios de PrEP para 2025.
Pero ¿cuántas personas en PrEP se necesitan en una región para controlar eficazmente los nuevos casos de VIH? Es difícil estimar esta cifra, pero algo es seguro: cuantas más personas vulnerables tomen PrEP, menos casos de infección se registrarán en esa zona.
Este fenómeno se observó inicialmente en ciudades que lograron una buena expansión de la PrEP. Ciudades como Sídney, Australia, por ejemplo, están cerca de lograr la erradicación de la transmisión sexual del VIH . Y ahora, estamos empezando a observar el mismo fenómeno a nivel estatal y nacional.
La semana pasada, durante la 30ª Conferencia Mundial sobre el VIH, Estados Unidos, que fue el primer país en recomendar oficialmente el uso de PrEP en 2012, presentó datos epidemiológicos que muestran lo que ha sucedido con la curva de incidencia del VIH desde entonces .
Los resultados muestran claramente que, entre 2012 y 2021, los estados que experimentaron la mayor expansión de la PrEP no fueron casualmente los que registraron las mayores disminuciones en los nuevos casos de infección. Mientras tanto, durante el mismo período, el número de nuevos casos aumentó en los estados con baja cobertura de profilaxis.
En Brasil, la desigualdad en el acceso a la PrEP no es la excepción. La semana pasada, la ciudad de São Paulo alcanzó el hito de 40.000 usuarios registrados de la profilaxis. Desde el lanzamiento del Programa PrEP SUS del Ministerio de Salud, la ciudad ha asumido un papel protagónico en la lucha contra la epidemia del VIH/sida mediante el uso de la PrEP. Para que se hagan una idea, según datos del Ministerio de Salud, aproximadamente 120.000 personas en todo el país obtuvieron pastillas de PrEP al menos una vez a través del SUS el año pasado.
Similar al ejemplo de América del Norte, São Paulo, que tiene la mejor cobertura de PrEP en Brasil, ha visto una caída del 45% en el número de nuevos casos de VIH en los últimos seis años.
Sin embargo, esto no significa que la epidemia haya terminado. Al igual que en Estados Unidos, Brasil enfrenta dificultades particulares para que la PrEP esté disponible para los subgrupos más vulnerables social y epidemiológicamente, como las personas transgénero y las personas negras.
Aun así, ahora me permito sentir euforia, al darme cuenta de que la esperanza teórica forjada en los modelos matemáticos durante la última década —de que algún día lograríamos controlar la epidemia del VIH/SIDA— es una esperanza real. De nosotros depende que se haga realidad.
*Texto publicado originalmente en la sección VivaBem de UOL.